martes, 17 de marzo de 2015

Posdata: Me quiero



Dicen que cuando estás enamorado no importan las despedidas, ni el tiempo que pase, ni lo que ocurra entre medio; no importa que te jure que se acabó o que te mande al infierno, ni siquiera importa si ha conocido a otra persona. Cuando el sentimiento es verdadero, siempre encuentras la manera de mantener viva la esperanza. Es algo inconsciente y muchas veces en contra de nuestra voluntad. Ves señales por todas partes. Señales que te llevan a esa persona, a ese lugar, señales que imaginas, o no, quizás son reales. Quizás exista esa energía común que hace y deshace cuando menos lo esperas y más lo necesitas. Y quizás, también, pase que ya no vuelva nunca más, pero tú, tú te empeñas en seguir esperando.

Este escrito va por esas personas que lo dejarían todo, si él, si ella, les dijera: ven; por las que se beben de un trago canciones melancólicas sin dudar, mientras caminan por la calle recordando lo que fue, imaginándose lo que podría ser; por esas personas cuyo destino no depende de ellas, sino de una llamada desesperada, de un encuentro fortuito y tantas veces soñado; por las que viven a la espera de un regreso necesitado, que llega con retraso; por esas personas que se han olvidado de lo más importante: el amor propio.
El desamor es traicionero y todo nuestro alrededor está metido en el ajo. Novelas de amores heroicos, canciones nostálgicas, películas soñadoras… nos empapan de historias, canciones y sentimientos en los que hay amores que matan, y los que no, nos rescatan, convirtiéndonos en títeres de la espera, la frustración y la desolación. Y es que en el fondo, necesitamos creer que sí, que el amor está por encima de todo, que es capaz de dejarnos sin aire y que cuando se acaba, tú, yo, nosotros, dejamos de ser. Pero la realidad es que nadie, absolutamente nadie, muere de amor.
Es cierto. No te engaño. No existen amores que maten, ni amores que nos rescaten, no existen porque el único amor capaz de hundirte o salvarte es el de uno mismo. La buena noticia es que, como es tuyo, tú decides qué hacer con él. Hay decisiones que nos acompañan toda la vida y por eso, elige tú, no vivas esperando a que te elijan. No busques a quien no hace nada por encontrarte, no sigas apostando por quien no apostó por ti, pero sobre todo, no quieras morir por quien quiere y puede vivir sin ti.
Este escrito va por ti. Tú que de tanto pensar en él te has olvidado de ti. Tú que subastas tu amor al menor postor, sin miramientos, ni condiciones. Todavía tienes una opción: Quiérete. Quiérete a ti más que a nadie. Conócete y deja de preocuparte por los que no se dejaron conocer. Y, apuesta por el amor más leal de todos los amores. Todavía tienes esta opción. La opción de optar por ti.

“Porque sin ti, sin ti lo soy todo”



















lunes, 10 de noviembre de 2014

Waves

My face above the water
My feet can't touch the ground, touch the ground
And it feels like
I can see the sands on the horizon
Everytime you are not around 


I'm slowly drifting away -drifting away-
Wave after wave, wave after wave
I'm slowly drifting -drifting away-
And it feels like I'm drowning
Pulling against the stream
Pulling against the...
I'm slowly drifting away -drifting away-
Wave after wave, wave after wave
I'm slowly drifting

I wish I could make it easy
Easy to love me, love me
But still I reach, to find a way
I'm stuck here in between
I'm looking for the right words to say


I'm slowly drifting, drifting away
Wave after wave, wave after wave
I'm slowly drifting -drifting away-
And it feels like I'm drowning
Pulling against the stream
Pulling against the...





















martes, 9 de septiembre de 2014

Predestinados a encontrarse, condenados a perderse.

El destino es un pequeño concepto que siempre se nos escapa, 
somos tan ingenuos que no nos damos cuenta de que es la pieza fundamental en nuestras vidas. Nos escoge para desempeñar un papel en el mundo y elige nuestro camino como hace Dios en su Biblia. 

Gracias al destino tenemos personas  muy importantes día a día, gracias por hacernos disfrutar de los pequeños placeres de la vida, gracias por generarnos ese pequeño afán de superación y sobre todo gracias por hacernos soñar.

Sí, he dicho soñar ¿Y sabéis por qué?,  porque con el tiempo todo va pereciendo, pasan los años y se va consumiendo esa llama que surgió al principio, ya no suena la misma nota que escuchábamos, y fundamentalmente porque todo esta escrito, todo tiene su final y nosotros tenemos un final.

¿Pero sabéis que? Me importa una mierda el destino, me importa una mierda mi final y sobre todo me importa una mierda mi función en este mundo, porque vida solo hay una y yo estoy aquí para equivocarme y aprender, para caer y levantarme y sobre todo para vivir y ser feliz. Yo construyo lo que vivo y el mundo gira por dónde yo piso, porque cuando ella suelta un llanto no es porque es débil, sino porque lleva mucho tiempo siendo fuerte y de un momento a otro revienta pero en ese preciso momento es cuando todo empieza a tener sentido, cuando nadas a corriente y peleas por tus valores, hacedme caso que todo sabe mejor.

Estamos destinados a un mismo camino, donde el final solo es el olvido, pero ese paso, justo ese pequeño paso entre el final y el olvido, solo lo creas tú.